Nada permanece.
Todo es una rivera donde el viento transita
ligero y constante
imperceptible, pero real.
Y ondeo mi mano por entre la nada,
pretendiendo encontrar tal vez una respuesta
a una pregunta no formulada,
madre de tanta duda acumulada.
Nada permanece.
Y me impera el deseo de seguir andando
sin sentir el latir
de este corazón sangrando.
Que calle por favor,
No quiero oírle!
El sentirlo va implícito
pero sus palabras me atraviesan
como ballestas.
Lo se,
que poca empatía la mía,
pero, si ha sido él quien me ha llevado a esto,
esos sus actos kamikazes de saltar al vació antes de tiempo.
Que calle por favor,
que calle!
Nada tiene que ver lo que nos une,
todo lo aprendido y asimilado,
toda la confianza que hemos dado,
en manos de gente que la destrozara.
Nada el tiempo invertido en entendernos
ni los amores superados entre los dos.
Por piedad
hagan callar a ese corazón sangrante!
Que su marcha sea silente y serena
para que sane de buena manera
y pueda resurgir en paz
Aunque te calle
Aunque no te soporte
Aunque quisiera vivir sin ti
TE QUIERO
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