Una gota
roja , trémula y sin
mesura
calor que nunca extingue,
madre de sus ideas y su
voz.
En su cabeza, lienzo
libre,
yo era líneas, colores,
ráfagas,
en sus manos yo era
simplemente poesía.
Sus ojos,
cerrojos de tantas fantasías,
me desvanecían.
Cuando le hablo al oído
su caudal emerge en hilos
de agua sobre mi boca.
Cuando el pinta me
pronuncia su torrente
En trazos gordos y
grumosos,
en tornasoles cielos sin
estrellas.
Justo ahí donde un beso
rompe el silencio
Su nombre, el que hiberna
en mi boca,
se acurruca en el rincón
mas húmedo de mi corazón.
El que evoca su mirada
traslúcida de sol hirviendo,
el que levanta muertos del
pasado y les hace bailar...
Su nombre y mi silencio
Mi silencio no oculta sus
latidos.
Su nombre es la noche en
tiernas palabras.
Mi poesía es su cian mas
profundo.
Mi piel una obra que jamás
acabará.