Hoy te libero en este remanso de río dulce,
en este mi bosque en calma, mi refugio.
Que la corriente lave tu recuerdo suave,
tu abrazo de trueno y magia,
tus labios sin excusas,
tu dulzura escondida
en el fulgor de arrebol
que en tu pecho vive y retumba.
Que tu oro liquido se filtre en mi tierra húmeda por centurias
Y riegue lento lo aprendido
Para que esta cruz en mi pecho
No vuelva a brotar.
No puedo decirle a adiós
a lo que ya es parte de mi.
Le cambiaré el nombre a tu mirada,
al peso de tu mano en mi pierna,
a tus labios cuando me buscaban,
y a tus ganas de ser tormenta en mi mar.
Charquito de luna,
Charquito de estrellas que ha brotado de mi,
cultiva mi cielo rutilante.
Para que no olvide.
Para que no tropiece.
Para que sea aurora y no eclipse.
Para que de esta oscuridad
Implote y me convierta en constelación,
en itinerante exposición de inocencia perdida,
de la vitamina verde y extinta de tu abrazo,
del candor de tu piel prendiendo fuego a la mía.
Que este cielo recién sembrado me recuerde
que si al final somos uno,
Siempre te tengo en mí.